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Mauro Hernández

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Las esculturas de Viktor Ferrando

Las esculturas de Viktor Ferrando impresionan dentro del panorama artístico contemporáneo por su tamaño, sus ajustadas proporciones, su extraordinario acabado tértíscnico y su propia e inconfundible estética. Todas y cada una de ellas permiten múltiples lecturas, siempre ligadas a unas imágenes que evocan nuestro pasado mediterráneo, al tiempo que presagian un futuro incierto, tecnológico y deshumanizado. El espejo de Arquímedes constituye un excepcional ejemplo del trabajo de Víctor Ferrando. Como Arquímedes, se nos muestra en continua búsqueda, con reiterados Eurekas que marcan sus sorprendentes y reiterados descubrimientos técnicos y estéticos, en los que el brillo de sus esculturas evoca los espejos que permitieron, reflejando la luz y el calor del sol, salvar a su ciudad de los barcos enemigos. Y, como el Arquímedes matemático, físico e ingeniero, Ferrando crea esculturas que desafían la gravedad en un difícil equilibrio. Aquí una mantis religiosa nos observa con sus ojos circulares, mientras su vientre hinchado de huevos sugiere vida, que los puntiagudos aguijones defienden por un extremo de manera agresiva, mientras por el otro un arco tensado, con una flecha apenas sugerida, presagia un futuro difícil, que todos esperamos desarmado y en paz, donde la mantis no mate por placer. La luz que desprende esta escultura, con inquietantes sombras marcadas por los volúmenes apenas sugeridos en sus dos caras, permite iluminar un nuevo camino, en el que una flecha invisible indique el rumbo de un nuevo Eureka que un anuncie el descubrimiento de unas tierras donde no sea necesario matar para comer o para seguir viviendo.

Mauro Hernández
Director del Museo de la Universidad de Alicante (MUA)

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