La Ciudad de las Artes y las Ciencias se entiende como un espacio dedicado a la cultura en el más amplio sentido del término. Pero, además, es un lugar único en el que se facilita, casi se provoca, la interacción constante entre la ciencia, la tecnología, el arte, y el medio ambiente. Y todo ello manteniendo como denominador común la creatividad y la curiosidad innata a cualquier ser humano. Por eso la vocación y devoción de esta auténtica “ciudad dentro de la ciudad” es universal: habla y actúa para todos sin distinción de procedencia, edad, género, nivel formativo… porque de todos tiene algo que escuchar y a todos tiene algo que decir.
En la Ciudad de las Artes y las Ciencias la ciencia y la tecnología le sirve al visitante –entre otras cosas- para llegar al arte y sus aledaños (la creación, la imaginación, la inventiva, la capacidad de relacionar partes que no son evidentes, los puntos de vista diferentes y divergentes) de una forma inesperada, y “como sin darse cuenta” pero con una gran fuerza y eficacia.
La obra de Víktor Ferrando que acoge ahora los espacios exteriores son un muy buen ejemplo de lo anterior. Porque es prácticamente imposible que contemplando sus “colosos” metálicos uno no desee de inmediato saber más cosas sobre los planetas y sus satélites, sobre esos fascinantes cuerpos que surcan el espacio sideral, y que Viktor ha transformado magistralmente en alarde estético con el material que se construyó el mundo en los siglos XIX y XX: el hierro.
Caminos de hierro que abrieron el progreso en el pasado y que, ahora, Víktor redirige con maestría hacia el firmamento para que lo exploremos deleitándonos perdiéndonos en sus formas rotundas y desafiantes. Garantizándonos, de paso, una gozosa llegada al territorio del descubrimiento y la pregunta, esto es, al terreno de la ciencia a través del arte. Les animo pues a realizar este viaje de ida y vuelta, a que se dejen llevar por el sugerente desafío que nos ofrecen estas fascinantes esculturas. Les garantizo que tras cada traviesa les espera una pregunta, y tras cada tuerca, una deliciosa sorpresa para el corazón, la inteligencia y los sentidos.
Henar Molinero Sáenz. Directora General de Ciudad de las Artes y la
Sorry, the comment form is closed at this time.