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Maria José Catalá Verdet

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A la exposicion «Subcosmica Gravitatoria» En la ciudad de Las artes y las Ciencias de Valencia.

So, in other words, how you respond to a sculpture,
how a viewer sees the sculpture, is vital…

Sir Anthony Alfred Caro (1924-2013).

En el amplio y siempre dinámico panorama de las artes plásticas valencianas, y más específicamente en el capítulo de la escultura, desde unos pocos años hasta aquí viene destacándose un nombre cuya sola mención remite a una trayectoria tan intensa en resultados como resuelta a alcanzar las más altas cotas artísticas. Ese nombre es el de Víktor Ferrando (Calp, 1968).

Ciertamente, no deja de sorprender que pese a la reciente incursión de este artista en los caminos del arte, éste haya forjado pieza a pieza, instalación tras instalación, un lenguaje tan personal y exclusivo; un lenguaje propio al que no le descuadra en absoluto la imagen “de marca” y cuyos valores de espectacularidad, derivada de sus grandes formatos; pleno dominio de la materia, generalmente ceñido al repertorio metálico; originalidad temática, inspirada en personales universos repletos de matices, así como sentido armónico de la forma le han dado justa y reconocida fama en todo el mundo.

Y no es para menos ya que en la obra del artista calpino se vislumbra la praxis de quien partiendo de un bagaje fuertemente versado en la resolución de la escultura moderna, con ecos bien visibles de, entre otros movimientos artísticos, el constructivismo, el suprematismo, el arte geométrico y cinético -especialmente intensa resulta la huella del mejor Sempere-, el conceptual y aun el surrealismo y los lenguajes performativos -en los que el propio artista no duda de postularse como parte de la obra de arte-, asume el valor fundamental que adquiere la obra escultórica cuando del diálogo entre forma y espacio hace la más acertada carta de presentación.

En este sentido, Planet Ferrovia Sector VII, nombre de la instalación escultórica que Víktor Ferrando ha ideado para el complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, participa de este fecundo diálogo y además lo potencia ofreciendo al público la posibilidad, ciertamente única, de participar de ello en calidad ya no de mero espectador sino de protagonista directo.

Precisamente y al hilo de esta reflexión, no está de más recordar el parecer del triste y recientemente desaparecido Anthony Caro, cuya potente trayectoria transversal en el periplo de la escultura contemporánea la Generalitat reconoció en 2005 con el VI Premio Julio González. Ciertamente, no andaba desencaminado el brillante escultor británico cuando se reafirmaba en que lo esencial de la escultura, aquello que resultaba vital en su resolución y fin último era salvar, y además de la manera más satisfactoria posible el hiato vivencial y emocional que se produce cada vez que un espectador se enfrenta a la obra escultórica, la procesa y extrae de ella sus impresiones y sensaciones más perdurables.

Con el pleno y convencido apoyo de las instituciones, como vuelve a ser el caso, hacia la labor de los artistas emergentes de la Comunidad Valenciana, aprovecho para felicitar desde estas líneas a Víktor Ferrando por ofrecernos una muestra más tanto de su ineludible y evidente talento, algo sobre lo que es ocioso incidir, como de la valentía de su apuesta en firme por una escultura que hace de gesto, materia, forma y espacio no un hiato precisamente sino un continuo armónico, equilibrado y puro. Los valencianos y cuantos miles de foráneos nos honran con su visita a la Ciudad de las Artes y las Ciencias pueden, a partir de ahora, comprobarlo por sí mismos.

Dª Mª José Catalá Verdet
Honorable Consellera de Educación, Cultura y Deporte

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